viernes, 12 de abril de 2013

Errores comunes en el matrimonio


Confundir el amor con el sexo.
El sexo es un medio de expresar amor, del que se sirve la pareja; pero no es el único medio. Ayuda a la complementación, a la identificación y a la procreación. El sexo es sólo una parte del amor. El amor supera al sexo. El amor es entrega, donación, identificación, compartir ideales y metas; es perdonarse y comprenderse. El amor es mucho más que el sexo. Se piensa que el sexo es la única manera de expresar el amor y no es cierto. El sexo es parte del matrimonio. Si la pareja tiene problemas en este aspecto, debe consultar a un psicólogo, o a un consejero matrimonial. Nunca se debe pensar que si hay problemas en el sexo, ya se acabó el amor.

Querer hacer a la otra persona a la medida de uno.
Somos seres irrepetibles, únicos y nadie puede hacer al otro a su propia medida. Se empobrece y se atropella la dignidad del cónyuge cuando se quiere que éste piense, actúe y haga todo lo que él hace. En el matrimonio la complementación es una de las grandes riquezas e implica diversidad. Gracias a que somos diferentes, la pareja puede complementarse. Hay que respetar y promover el desarrollo integral en su cónyuge. Cada uno debe descubrir que el otro es diferente y que tiene valores y cualidades increíbles. Pero cuando se quiere hacer al otro igual en todo, se pierde la riqueza de esa identificación.

No saber perdonar.
Para perdonar hay que amar mucho, hay que comprender mucho, hay que saber que la otra persona no es un Dios, es un simple ser humano que puede cometer fallos. Existen personas casadas que se guardan resentimientos durante años y cuando están discutiendo, sacan a relucir aquello que sucedió hace mucho tiempo. Esto es muy triste, pues no se han perdonado y hay que saber perdonar para poder convivir como seres humanos. Si no perdonamos, definitivamente, es que no amamos en plenitud.

Otro error es el de no saber pedir perdón.
Para pedir perdón hay que ser humildes. De hecho, existe mucha soberbia y orgullo en los matrimonios y en muchas personas que no quieren reconocer que han cometido un error. Saben que hicieron daño, pero no se han despojado de su orgullo y su soberbia. Hay que aprender a pedir perdón cuando se ha fallado. Este error de no saber pedir perdón es muy común. Si éste es tu caso, ya es tiempo de cambiar. Aprende a perdonar. Perdonar implica olvidar y olvidar es enterrar el pasado y seguir adelante. No hay reconciliación sin perdón, la brecha se hace más grande cuando definitivamente no se perdona. Aprende a perdonar y a pedir perdón.

No saber dialogar.
¡Rompe ese silencio sepulcral! En muchas casas hay auténticas tumbas; tumbas que conviven juntas, que se sientan a comer y no se comunican, no dialogan y cuando hablan es a gritos. ¡Qué tristeza! ¡Esto es terrible! Hay que dialogar y para eso, hay que ser muy sinceros y aprender a escucharse. Así, en la medida en que se comunican y saben escucharse, se van identificando el uno con el otro; se van haciendo en verdad una sola carne. Si éste es tu caso, vamos a romper esta terrible barrera que se ha formado en tu matrimonio. Aprende a comunicarte, a decir las cosas con auténtica sinceridad, con delicadeza, con amor. Tú puedes cambiar, tú puedes ser mejor en este aspecto. Aprende a dialogar más, a convivir más, a amarse más. Tal vez estés salvando tu matrimonio, tu relación familiar; y a ti mismo.

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